Plomizas hebras, como un alambre adamantino, se ciñen bien, bien fuerte en la oscuridad, para acabar flotando sobre una marea calma, como algas, como algas del pasado; soltándose paulatinamente como si una cara finísima soplase suaves burbujas, pompas, pacíficas y peluditas pompas de aire, a medio metro de profundidad, con un cuerpo relajado y resbaloso y que también es suave, como las burbujas/pompas; con la luz que entra a través de las algas y choca en los cristales de oxígeno, que explota en un arcoíris; con las risas salpicando de adentro hacia fuera.
Había que pensarlo, querida nunfias (porque no existís sola); estabas ahí o acá, bailando alrededor de mi cabeza, colgada de mis sucios pelos y mis sucias barbas, descargando todo tu amor y bailando, con mi olor de sábado a la tarde, a la tardecita, bajo un sol pálido, de primavera y abrigo bien ligero.
Había que pensarlo.
Habría que pensarlo.
Mientras tanto, busco un frasquito más. Me voy al lago. Algo me dice que ya están soplando.
Joan
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario